
Tregua en el mercado de cambios. Las reservas internacionales se estabilizaron, luego de una baja ininterrumpida desde agosto de 2013, y la brecha entre el dólar oficial y el paralelo descendió para luego estabilizarse en torno a un nivel similar a la retención impuesta para las compras en el exterior con tarjeta de crédito.
Pero el fin de la corrida cambiaria lo no ha sido libre de costos, ya que un factor central para reducir la salida de dólares ha sido la contracción de las importaciones, asociada a la menor actividad de sectores industriales (especialmente los intensivos en componentes importados). En materia de exportaciones, la liquidación en febrero de u$1.892 millones de dólares por las cerealeras - correspondientes a granos stockeados de la cosecha pasada-, fue compensada por las menores compras de Brasil en diversos rubros.
En cuanto a la actividad económica, el dinamismo del consumo, la actividad de los servicios y la construcción (impulsada especialmente por la obra pública), permitieron compensar parte del impacto contractivo de la devaluación del cambio oficial y de la suba de tasas, logrando la estabilidad en el empleo (que en el cuarto trimestre de 2013 alcanzó el menor valor histórico desde octubre de 1991, antes del proceso de privatizaciones).
Otro costo asociado a las medidas tomadas para frenar la corrida fue la aceleración de la inflación, especialmente en el rubro de los alimentos. Al respecto, la próxima mano de esta partida se juega en las paritarias, donde se definirá el impacto de las recientes medidas en término de poder de compra de los salarios, consumo interno e inflación.