INFORME ECONÓMICO MENSUAL | Nº I | ENERO 2019
17/01/2019 - 20:00
Resumen de coyuntura – Destacados prensa – Actividad – Precios e ingresos – Finanzas públicas – Balance cambiario – Sector externo – Finanzas y bancos – Anexo estadístico

LA ECONOMÍA BAJO EL AGUA EN EL VERANITO CAMBIARIO

La economía argentina inicia 2019 con la economía real en franca caída y un mercado cambiario estabilizado. Ambos fenómenos no están desvinculados, ya que la crisis de la actividad real es consecuencia de las medidas acordadas por el gobierno con el FMI, para estabilizar el frente externo. Una brusca devaluación con elevadas tasas de interés en el marco de un plan de ajuste fiscal.

Aun así, la estabilidad cambiaria continúa siendo precaria. En primer lugar, porque el horizonte de vencimientos de deuda post 2019 continúa siendo insustentable. En segundo lugar, porque las elevadas tasas generan un incremento exponencial de los stocks en pesos potencialmente dolarizables. En ese sentido, el incremento de los plazos fijos en pesos tiende a generar un efecto similar al que, meses atrás, tenían las LEBACs aun cuando la distribución de sus vencimientos tiene una dinámica menos vertiginosa. Un elemento a tener en cuenta en un año electoral, donde suelen presentarse una precautoria dolarización de los ahorros.

La palabra final en términos de estabilidad cambiaria, la tendrán las metas que el FMI imponga en materia de reservas después de marzo de 2019. Si son relajadas, el oficialismo podrá llegar a las elecciones con un dólar calmo. Si en cambio, impone metas de reservas exigentes, forzará expectativas de devaluación que reforzarán la compra de dólares propia del año electoral. En ese caso, las elevadas tasas (y el diferencial vía LELIQ que se apropian los bancos) pueden ser insuficientes para contener la corrida cambiaria.

Mientras tanto, la estabilidad cambiaria ya se cobró un muerto: la actividad productiva.

La economía bajo el agua

La estabilidad cambiaria fue lograda a partir de una megadevaluación que licuó los activos en pesos y deprimió los ingresos reales de la población, mientras se elevaban fuertemente el nivel de tasas de interés. La consecuencia fue una profunda caída abrupta en el poder de consumo de la población junto a un fuerte desincentivo a la inversión en la actividad productiva. El costo de la estabilidad cambiaria puede leerse, entonces, en las cifras de derrumbe de la actividad real.

El Estimador Mensual de la Actividad Económica de octubre mostró su séptima caída al hilo con un descenso de 2,7%, siendo el Comercio (-11,2%), la Construcción (-5,2%) y los Servicios de Hoteles y Restaurantes (-4,4%) los sectores más vulnerables.  Si consideramos lo sucedido en los servicios públicos, el indicador respectivo presentó un descenso del 3,9%. Mientras tanto, para el mes de noviembre las expectativas no son muy auspiciosas: la construcción, que hasta agosto se mantuvo a flote otorgándole cierto aire al nivel de actividad, cayó nada menos que 15,9% de forma interanual en el anteúltimo mes del año. Asimismo, la industria (medida en el EMI) mostró una caída de la actividad industrial del 13,3%, el mes negativo número 22 del total de 35 registrados en la actual gestión, y el descenso más abrupto de toda la gestión amarilla.  Los sectores más afectados fueron los vinculados al mercado interno con posibilidad de ser sustituidos por producción extranjera: el sector textil mantiene su caída estructural y en noviembre mostró un descenso del 20,85%, el rubro Ediciones e Impresión cayó un 21,27%, y Papel y Cartón un 17,79%

Los datos de diciembre tampoco son auspiciosos: la industria automotriz mostró una caída interanual de 38,48% según ADEFA, ilustrando también que los problemas argentinos actuales no son tan solo de demanda. En diciembre la producción automotriz local no logró igualar el saldo exportable (se produjeron 20.475 unidades y se exportaron 22.947) ilustrando la creciente presencia de los automóviles importados en el mercado local, los cuales acaparan el menguante nivel de ventas interno.

Hacia adelante, la perspectiva de revertir la abrupta caída de la actividad económica dependerá de que acuerde el gobierno con el FMI en marzo del año que viene, especialmente en lo que hace a la política cambiaria. Si el gobierno logra acordar con el FMI metas de reservas relajadas (o directamente las elimina del acuerdo, como hizo en el segundo acuerdo con la meta de inflación), ello le permitirá intervenir en el mercado de cambios estabilizando el valor del dólar. Una política clave para evitar una nueva disparada de la inflación y llegar a octubre con una economía relativamente ordenada. [...]

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