
En los últimos meses, se evidenció el impacto contractivo de las medidas cambiarias y financieras de comienzos de año.
El deterioro del poder de compra de los salarios y el encarecimiento del crédito al consumo, generaron una baja de las ventas comerciales por segundo mes consecutivo. La actividad industrial, continuó descendiendo por la combinación de menores ventas internas y externas, mientras que la construcción se vio afectada por la menor edificación de viviendas - donde el elevado precio en pesos de los terrenos continúa frenando iniciativas públicas como el plan ProCreAr-.
Sin embargo, se espera que en los próximos meses se reviertan parcialmente los magros indicadores económicos. El consumo recuperará cierto dinamismo cuando se efectivice la suba de las asignaciones y los trabajadores comiencen a cobrar los aumentos de salarios pactados en paritarias, con una inflación ya estabilizada en un contexto de calma cambiaria. A su vez, el ingreso de dólares de la nueva cosecha de soja permitirá relajar parcialmente las restricciones para importar que afectan, especialmente, a la actividad industrial.